2013

2013

Rompo el periodo de inactividad para felicitar el nuevo año 2013; un año que, en mi caso, ha comenzado con el pincel en la mano y Akhenaten, de Philip Glass, como música de fondo, entremezclado con los petardos y los fuegos artificiales de las celebraciones.

Como persona escéptica, no creyente, suelo recelar de los rituales de estos días, tanto religiosos (navidad) como sociales (año nuevo). Pero soy consciente de la importancia que tienen para el ser humano: como punto de referencia, como apoyo emocional para afrontar la vida. Un ritual no deja de ser una serie de actos que no tienen sentido por sí mismos: nosotros los dotamos de significado.

Por eso, desde hace ya un tiempo, después de pasar por una primera fase de rechazo a cualquier tipo de celebración oficial y socialmente aceptada, decidí elaborar mis propios rituales. Este año lo he comenzado de esta manera, como símbolo de lo que quiero que sea este 2013. Ataviado con las ropas blancas que suelo utilizar para no mancharme mientras pinto, el pincel untado en un precioso azul ultramarino y con el embriagador aroma del óleo, escuchaba las olas minimalistas de la música de Glass; música repetitiva, hipnótica, para un cuadro que espera tener esas características.

Lleno de estrellas, porque este año ha aparecido una estrella en el Norte que mira hacia el Sur, y, como el buen Rey Gaspar en el que me está convirtiendo mi larga barba, pienso seguirla y disfrutar de su luz. Que el óleo sea mi incienso.

Feliz Año 2013, cargado de arte, de música y de buen vino. Urte Berri On!

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